Soluciones para evitar accidentes entre los futuros coches autónomos y los ciclistas

Investigadores británicos han estudiado las interacciones en carretera entre automovilistas y ciclistas de cara a establecer una serie de recomendaciones sobre la manera en que los futuros coches autónomos deberán comportarse con el fin de garantizar la seguridad de los usuarios de las dos ruedas que circulen a su alrededor.
Soluciones para evitar accidentes entre los futuros coches autónomos y los ciclistas
©Thomas_EyeDesign / Getty Images

Si ya suele ser un peligro para los ciclistas el circular en carretera rodeados de automovilistas no siempre atentos, ¿qué ocurrirá el día de mañana cuando se sumen los coches (más o menos) autónomos? Estos vehículos deberán, claro está, aprender a entender el comportamiento de los ciclistas para garantizar la seguridad de todos. Eso es lo que ponen de manifiesto las investigaciones realizadas por especialistas de las interacciones hombre-máquina de la Universidad de Glasgow, quienes para ello han estudiado el comportamiento de los ciclistas en las carreteras de Reino Unido.

El estudio arroja, por ejemplo, que los vehículos autónomos podrían comunicar con los demás usuarios de la carretera mediante señales exteriores, como unos leds colocados en los bordes de los coches para avisar de un cambio de carril, una aceleración importante o un frenazo brusco.

A su vez, los ciclistas podrían ir equipados con gafas inteligentes capaces de comunicar con los vehículos autónomos y de proporcionar a los primeros información sobre las intenciones de los segundos. Esto podría materializarse en elementos visuales de realidad aumentada o en vibraciones activadas ante la proximidad de un eventual peligro.

Para llegar a tales propuestas, los investigadores han llevado a cabo dos estudios de observación del tráfico por carretera en la ciudad y en los alrededores de Glasgow que les han permitido aprender más sobre la forma en la que los usuarios de la carretera interactúan entre ellos. La experiencia les ha permitido observar 414 interacciones diferentes entre ciclistas y automovilistas en cinco intersecciones de la ciudad, durante momentos de fuerte afluencia de la mañana y de la tarde. En la segunda fase, los investigadores dotaron a 12 ciclistas voluntarios de gafas de seguimiento de ojos y de cámaras de vídeos montadas sobre la cabeza para determinar lo que más atrae su atención cuando se acercan otros vehículos.

Obviamente, el estudio tiene sus límites, ya que solo se centra en usuarios británicos. No hace falta decir que los comportamientos en Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón o Francia son ligeramente diferentes. Pese a todo, la iniciativa ha demostrado la necesidad de realizar estudios de cara a entender cuáles serán las relaciones hombre-máquina antes de que los vehículos autónomos se vuelvan habituales en carretera.