El coche eléctrico o cómo ahorrar varios cientos de euros al mes

Según un estudio realizado por Greenpeace Alemania, el optar por un coche eléctrico en lugar de hacerlo por un modelo de gasoil o gasolina puede entrañar un ahorro de hasta300 euros al mes. El elevado precio de los carburantes en estos momentos explica en buena parte la sorprendente diferencia.
El coche eléctrico o cómo ahorrar varios cientos de euros al mes
©Volodymyr Kalyniuk / Getty Images

Para su estudio, Greenpeace Alemania se ha basado en una muestra de hogares formados no solo por una o dos personas, sino también por familias con dos hijos menores de 14 años. La ONG demuestra que, a medio y largo plazo, el precio de los carburantes aboca a los dueños de un coche de combustión interna a un auténtico agujero financiero. El análisis de los costes globales asociados al uso de un coche demuestra que, en el momento actual, conducir un vehículo eléctrico representa sistemáticamente un ahorro con respecto a los vehículos de combustión.

En caso de querer comprar un nuevo compacto, más vale decantarse por un Volkswagen ID. 3 que por un Golf 2.0 TSI: el ahorro para alguien que recorra 15 000 km al año puede alcanzar unos 180 euros al mes. Si llevamos la comparación a un SUV como el Tiguan 2.0 TDI, el ahorro podría llegar a alcanzar los 290 euros al mes, lo cual, en un año, supone casi 3 500 euros. Cabe destacar que estas estadísticas tienen en cuenta las recientes rebajas de los precios de la energía aplicadas por el gobierno federal alemán. Sin ellas, las cifras de ahorro habrían sido aún más altas.

Desde el punto de vista político, y siempre desde la óptica de Greenpeace, comprar un coche de combustión interna a día de hoy es también una forma de dependencia de los suministradores de energía, empezando por Rusia. Atendiendo a razones ecológicas, económicas y éticas, 2022 podría ser pues un buen año para pasarse al 100% eléctrico.

Las mayores cifras de ahorro se obtienen, obviamente, renunciando al coche y optando por la bici o el transporte público, en cuyo caso, los hogares alemanes pueden ahorrar hasta 700 euros al mes. Es la razón por la cual Greenpeace exige, entre otras reivindicaciones, transportes públicos más baratos y una política de precios de los ferrocarriles más orientada a las familias.