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Ruta en coche por Asturias, de la orilla del mar a los Picos de Europa

Ruta en coche por Asturias, de la orilla del mar a los Picos de Europa

(Asturies, Espagne)

©aluxum/Getty Images Plus

Este circuito por Asturias, una región al noroeste de España, nos lleva a recorrer un paisaje de contrastes con coloridos puertos de pescadores y rutas de montaña. Un viaje de ocho etapas que nos llevará por calas secretas, bosques al borde del mar y pueblos de alta montaña en una región donde el salitre se mezcla con el dulce aroma de las manzanas fermentadas.

Etapas 1 y 2 – Cudillero y Luanco, primeros soplos de aire yodado

Oviedo está a una hora en coche de Cudillero, un pequeño pueblo cuyas casas de vivos colores y tejados naranjas están encaramadas en la ladera de la montaña formando una especie de anfiteatro natural con vistas al mar. Paseando tranquilamente por sus empinadas calles llegamos hasta el mirador de La Garita donde la brisa del mar se respira más intensamente. Por la mañana, los pescadores descargan en el muelle las cajas con la pesca del día. Para explorar los alrededores, recomendamos alquilar una BTT y emprender la Senda Costa Norte: una ruta costera que atraviesa campos, bahías y observatorios y termina en la playa de San Juan de Nieva.

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Un pequeño desvío

A pocos minutos de Cudillero, a 100 metros sobre el mar se alza el faro de Cabo Vidio donde las gaviotas planean a la altura de los ojos dejándose llevar por el viento por encima de los acantilados negros esculpidos por las olas. ¡Un lugar idílico!

Ponemos rumbo al este por la AS-328 que discurre por la Costa Verde. Por el camino, subimos hasta el cabo de Peñas, el cabo más septentrional de Asturias, para disfrutar de las espectaculares vistas del Atlántico que nos ofrece. Unas pocas curvas más allá, tras un último repliegue de la costa, llegamos a Luanco. Allí se encuentra la playa de La Ribera, de aguas tranquilas, también con marea alta. Un buen plan es bordear la bahía en kayak pasando entre los barcos amarrados. Para cenar, nada mejor que probar los calamares de potera – un plato típico de calamares pescados con anzuelo – en alguno de los restaurantes del puerto.

Etapa 3 – Gijón y la bahía de San Lorenzo, aires más urbanos

Gijón, moderna ciudad portuaria se desmarca claramente de los pueblos marineros. La playa de San Lorenzo, de casi dos kilómetros de largo, traza una curva perfecta a los pies de la ciudad. Aficionados al running, surfistas y familias con niños pasean por ella desde primera hora de la mañana. Al final de la playa arranca el Cerro de Santa Catalina donde se encuentra el Elogio del Horizonte, una escultura de hormigón, obra de Eduardo Chillida, que mira al infinito. Un lugar donde se respira paz.

Desde allí bajamos hasta el puerto por el barrio de Cimadevilla, con sus casas de colores, calles estrechas y escaleras pintadas de colores y lleno de sidrerías y restaurantes. Un poco más alejado del centro se encuentra  el Jardín Botánico Atlántico. En sus más de 16 hectáreas pobladas de musgos, robles y plantas marinas están reproducidos los ecosistemas del Atlántico Norte.

De vuelta a la ciudad, nos sentamos a la mesa en El Recetario, un discreto restaurante del centro histórico para disfrutar de platos creativos elaborados con productos típicos asturianos. Y para terminar el día, recorremos tranquilamente el paseo marítimo: mientras cae la noche, los bares de la calle Menéndez Valdés empiezan a llenarse y en sus mesas se escancia la sidra y se comparten raciones de chipirones.

Université publique Laboral de Gij

©Sima_ha/iStock

Etapa 4 – Villaviciosa y la reserva de la ría, entre marismas y sidrerías

A medida que vamos sumando kilómetros, la carretera se va adentrando en un territorio más tranquilo. En Villaviciosa, capital asturiana de la sidra, las colinas se abren sobre un mosaico de manzanales. Visitamos un típico llagar (lagar) asturiano donde las manzanas fermentan de forma natural en barricas de roble. La sidra resultante, que podemos degustar, ligeramente espumosa y ácida, es fruto de una técnica ancestral con la paciencia como ingrediente.

Más abajo, la ría de Villaviciosa discurre entre marismas y humedales. Paseando por sus pasarelas es frecuente encontrarse con ornitólogos al acecho con sus prismáticos, ya que esta reserva natural alberga más de 150 especies de aves, como la garcilla bueyera o la garceta común. En verano es posible recorrer los tranquilos brazos del estuario hasta la embocadura haciendo paddle surf. Podemos llegar hasta Tazones, un pequeño y pintoresco puerto con casitas de colores con contraventanas pintadas de azul, rojo o verde. En su puerto desembarcó Carlos V en 1517 para dirigirse a Valladolid.

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Por el camino

En la carretera hacia Llanes, nos desviamos un poco del camino para acercarnos hasta el mirador del Fito. Desde su plataforma, a 629 metros de altitud, se dividan los Picos de Europa, la sierra del Sueve y, recortada a lo lejos, la abrupta costa acantilada que baja hasta el Atlántico.

Etapa 5 – Llanes y playas secretas de la costa oriental

Siguiendo la carretera de la costa hacia el este, las colinas se estrechan entre mar y montaña. Llanes surge ante nuestros ojos en un hondo valle, parapetada tras su muralla medieval. Paseamos por su denso y animado centro histórico formado por callejuelas en espiga, palacios y la iglesia de San Antolín. En el puerto, los barcos pasan junto a los Cubos de la Memoria, unos enormes bloques de hormigón de colores, obra de Agustín Ibarrola.

Saliendo de Llanes, tomamos la Senda Costera y unos kilómetros después, llegamos a la Playa de Borizo, acurrucada tras un repliegue rocoso. Algo más allá, se encuentra la Playa de San Martín a la que se llega por un discreto sendero bordeado de tojos y pinos. Una playa de arena blanca mecida por las olas donde las algas se secan al sol sobre rocas planas. A mediodía las calas se quedan vacías: sube la marea, los excursionistas se van y vuelve a imperar el silencio.

(Asturies, Espagne)

©aluxum/Getty Images Plus

Etapa 6 – Arenas de Cabrales y la Ruta del Cares, el encanto de las alturas

Desde la costa, subimos hacia los Picos de Europa hasta Arenas de Cabrales, un pueblo famoso por su queso azul curado en cuevas naturales excavadas en la montaña. No podemos dejar de visitar la Cueva del Queso de Cabrales, una cueva-exposición sobre la elaboración de este queso tan especial donde podemos contemplar como la humedad da al queso todo su sabor. Imposible irse de allí sin llevarse un trozo de queso en la maleta.

Si te gusta andar, no puedes dejar de hacer la Ruta del Cares. Se trata de una ruta de senderismo que sale desde Poncebos y recorre la garganta del río Cares por un desfiladero excavado en la roca. Sal temprano para evitar el calor. En el camino, además de encontrarte con otros excursionistas, también verás alguna que otra cabra. En este paraje reina el silencio, solo interrumpido de vez en cuando por el viento que sopla entre las rocas. Aparcar el coche y pasar la noche en Bulnes, un pueblo al que solo se puede llegar andando por un sendero o en un funicular excavado en la roca, será hacer un descanso casi monacal.

Vue sur le Naranjo de Bulnes dans les Pics d'Europe (Asturies, Espagne)

Vue sur le Naranjo de Bulnes dans les Pics d'Europe (Asturies, Espagne)

Etapa 7 – Cangas de Onís y las estribaciones de los Picos de Europa

Bajando en dirección oeste la carretera llega hasta Cangas de Onís. Tras cruzar el río Sella por el puente romano de cuyo arco central pende una gran cruz, llegamos al santuario de Covadonga, excavado en la roca. Aquí la historia de Asturias adquiere una dimensión mística: según la tradición, este fue el escenario de la primera victoria de los cristianos frente a los moros. Bajo la cueva donde se encuentra el santuario hay un estanque y una bella basílica de piedra rosa. Los más valientes pueden seguir subiendo hasta los lagos de Enol y Ercina. En verano, la carretera que lleva hasta allí tiene restricciones de acceso. Pero el recorrido puede hacerse andando o en bici contemplando los pastos que lo bordean.

Un refrescante paréntesis

Río abajo, en Arriondas, no hay mejor plan que embarcarse en una canoa para hacer el descenso del Sella con Disfruta del Sella. El agua está fría incluso en verano y hay zonas donde poder darse un agradable baño rodeado de alisos y sauces.

Etapa 8 – Fin del recorrido en Oviedo, la capital de Asturias

Terminamos nuestro recorrido en Oviedo. Nos adentramos en el casco antiguo por calles peatonales, bordeadas por elegantes edificios hasta llegar a la catedral de San Salvador. En su interior se encuentra la Cámara Santa, una joya prerrománica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde se conservan varias reliquias finamente talladas.

Para seguir disfrutando de la arquitectura prerrománica asturiana subimos al Monte Naranco, donde se encuentran dos importante joyas: la iglesia de Santa María del Naranco, del siglo IX, originalmente concebida como palacio, domina el valle con su fachada con dobles arcos; no lejos de allí se encuentra San Miguel de Lillo con una arquitectura más sobria y piedras patinadas por el paso del tiempo. Entre ambos monumentos hay miradores que nos recuerdan los paisajes recorridos: el mar con sus aguas cristalinas, los valles y las primeras cimas de los Picos de Europa.

Statue d’ânesse et de laitière dans la vieille ville historique d’Oviedo

©makasana/Getty Images Plus

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