¿Qué se puede hacer en Sete y alrededores? Lo que no te puedes perder en el país de Thau
¿Qué se puede hacer en Sete y alrededores? Lo que no te puedes perder en el país de Thau

©Arturo Peña Romano Medina/iStock
Entre mar, lagunas, bodegas y pueblos pesqueros, Thau nos desvela un variado mosaico de paisajes para explorar sin prisas. Cada parada que hacemos en Sète y sus alrededores, nos ofrece una mezcla de naturaleza, cultura y patrimonio, bañada por la especial luz del litoral del departamento de Hérault.
¿Qué ver en Sète, la perla mediterránea del país de Thau?
El puerto viejo de Sète, entre muelles, canales y animados mercados
Nada más llegar al puerto viejo de Sète, queda bien patente el alma marinera y el amor por la buena comida del país de Thau. Paseando junto al canal Royal entre redes de pesca apiladas en los pontones, casitas de colores que se reflejan en el agua y barcos que vuelven a puerto con la captura del día de moluscos frescos, llegamos hasta el barrio de la Pointe Courte. Cerca de allí, el mercado les Halles de Sète empieza a animarse: bajo la estructura metálica, construida en 1890, los puestos del mercado están rebosantes de ricos productos locales como ostras de la laguna vecina, anchoas en salazón o aceitunas. Merece la pena hacer una parada para probar algún plato típico, como la tielle sétoise, una empanada rellena de pulpo con especias o comprar marisco recién pescado.
Siguiente parada: el Museo Internacional de Arte Modesto (MIAM), instalado en un antiguo almacén de vinos del canal. Una profusa exposición, muy lúdica, en la que objetos cotidianos como juguetes son reciclados y convertidos en imaginativas esculturas. Para terminar, la magia de Sète se sienta a nuestra mesa en Quai 17. Este restaurante del puerto ofrece cocina de temporada con el producto del mar como protagonista, como exquisitos pescados a la brasa con un hilo de aceite de oliva local o la bourride de Baudroie à la sétoise, un guiso de rape típico de Sète.
A finales de agosto las fiestas patronales en honor a San Luis congregan a miles de habitantes de Sète en torno al canal Royal. Cinco días frenéticos en pleno verano, salpicados de competiciones náuticas, desfiles y fuegos artificiales. ¡Una tradición inimitable!

©Arturo Peña Romano Medina/iStock
El monte Saint-Clair, un extraordinario mirador con vistas a la laguna de Thau
El monte Saint-Clair, a 175 metros de altitud, es el punto más alto de Sète. Hasta su cima se llega en cuestión de minutos en coche desde el rompeolas de Saint-Louis y en 30 o 45 minutos andando por el camino de Biscan Pas y desde allí se divisa una de las panorámicas más bonitas del litoral de Hérault. Desde la esplanada de la capilla de Notre-Dame-de-la-Salette se ve la ciudad con el Mediterráneo a un lado, y al otro, la laguna de Thau con sus parques ostrícolas. A su alrededor, el bosque de Pierres Blanches ofrece un itinerario arbolado entre pinos de Alepo, madroños y robles.
Espace Georges Brassens, tras las huellas del hijo predilecto de la ciudad
Imposible hablar de Sète sin mencionar a su hijo más famoso, el cantante Georges Brassens. A poca distancia del monte Saint-Clair, se encuentra el Espace Georges Brassens, un museo en su honor a los pies del cementerio Le Py. La voz del propio artista nos guía mediante una audioguía en un recorrido por sus manuscritos, objetos más queridos y extractos de sus conciertos. A la salida, nos acercamos andando hasta el sencillo y luminoso cementerio donde reposan sus restos.
El museo del mar y el barrio alto, memoria marítima y talleres de artistas
En lo alto del puerto pesquero, el museo del mar hace un recorrido por la dilatada historia naval de Sète. Allí encontramos maquetas de barcos, obra de André Aversa, una sala dedicada a las competiciones náuticas y mapas que ilustran la fundación de la ciudad en el siglo XVII. Justo al lado, en el cementerio marino se encuentra la tumba de Paul Valéry, otro famoso hijo de esta localidad. Paseando por él casi podemos oír el bramido del oleaje que inspiró su poema «El cementerio marino». Un estrecho y abrupto sendero sube hasta el Barrio Alto, antiguo feudo de pescadores reconvertido en refugio de artistas. Talleres, galerías y plazuelas se suceden en un laberinto de escarpadas callejuelas.
El Barrio Alto también es conocido como «La pequeña Nápoles», en homenaje a los pescadores llegados desde la costa amalfitana que se instalaron en las colinas de Sète en el siglo XIX.
¿Qué se puede ver y hacer en los alrededores de Sete? Visitas imprescindibles en la cuenca de Thau
Las salinas de Frontignan, un paisaje salado custodiado por las aves
En Frontignan, las antiguas salinas ofrecen un panorama excepcional. Se puede dar la vuelta completa al estanque de Ingril a pie o en bici siguiendo un circuito que se hace en 1 h 45 en BTT o en 3 h 45 andando. No olvides llevar prismáticos para observar los flamencos rosas, garzas y avocetas que allí viven. El recorrido nos lleva hasta el bosque de Aresquiers, y después hasta la laguna de las gaviotas, dos espacios naturales protegidos donde el silencio apenas se ve interrumpido por el canto de algún chorlitejo.

©Ludwig Deguffroy/iStock
El macizo de Gardiole, un balcón agreste con vistas al litoral
No lejos de Frontignan, se alza el macizo de Gardiole. Un sendero fácil de siete kilómetros por el camino de Gigean, permite llegar hasta la Abadía de Saint-Félix-de-Montceau en dos horas. Un monumento medieval con mucha historia rodeado de naturaleza en estado puro.

©Ludwig Deguffroy/Getty Images Plus
El antiguo jardín mediterráneo de Balaruc-les-Bains
En Balaruc-les-Bains, una de las ciudades termales más antiguas del Mediterráneo, nos espera un sorprendente jardín etnobotánico con más de 1200 variedades de plantas. Organizado en siete áreas temáticas, narra la evolución de los jardines, desde la Antigua Grecia hasta la época galo-romana: jardín de plantas medicinales, huerto romano, claustro monástico… Un recorrido por la historia botánica de Sète entre lavanda, pistacheros y euforbiáceas. Un paseo muy instructivo con el que podremos descubrir el uso cotidianos que antaño se daba a todas estas plantas.
Bouzigues, capital ostrícola de la cuenca de Thau
Junto a la pequeña esplanada del puerto de Bouzigues, la laguna de Thau se extiende interminable hasta donde alcanza la vista. La visita empieza en el museo, donde se ilustra la vida de los ostricultores a través de herramientas, vídeos y maquetas de parques ostrícolas y continúa a bordo del Bleu Marin, un barco tradicional con el que nos haremos a la mar para visitar las mesas de cultivo de ostras. A bordo, un guía explica el ciclo de producción, las técnicas de cultivo y cómo se controla la salinidad. La visita termina con una degustación de frescas ostras recién abiertas.
Mèze: puerto viejo pegado a la laguna de Thau
Frente a Bouzigues, Mèze conserva un discreto encanto. Empezamos dando un agradable paseo por su puerto deportivo para después perdernos por el centro histórico, salpicado de las callejuelas y casas de colores pastel tan típicas del sur de Francia. Muy cerca, en el museo galo-romano de Loupian, ubicado en una villa romana del siglo II a. C., podemos admirar magníficos mosaicos que dejan constancia de la presencia romana en la localidad.
Marseillan y los secretos de Noilly Prat
A la entrada del casco histórico de Marseillan se encuentra la bodega Noilly Prat donde podemos conocer a fondo todo sobre la secular elaboración del famoso vermú que aquí se fabrica desde 1813. Se puede hacer una visita guiada para conocer los entresijos de la bodega y ver las barricas y las cavas. Durante la visita se explica con todo detalle el proceso de maceración de la mezcla de vino blanco seco y plantas aromáticas. Al final del recorrido hay una degustación para apreciar mejor las sutiles variaciones de Noilly Prat. Y no puedes irte sin llevarte una botella como recuerdo de esta tradición bicentenaria.
En bici, por la vía verde del Lido que discurre a lo largo de 12 kilómetros entre Marseillan y la Cornisa de Sète. Un recorrido llano que discurre junto a las playas del Promenade du Lido que es ideal para poner un agradable punto final a nuestro paso por Sète aspirando la brisa marina mientras pedaleamos.
¿Ganas de evasión?
Recibe sugerencias de circuitos originales y descubre los lugares que no te deberías perder cerca de tu casa o en tus próximos viajes.