El casco antiguo es un entramado de calles peatonales -restauradas- flanqueadas por bonitas casas cuyo estilo recuerdan la dominación bernesa. En la Rathausgasse llaman la atención los magníficos aleros pintados: el n° 10 merece una foto. Los frescos de las fachadas, los tejados oscuros, los miradores y los rótulos de hierro forjado confieren al conjunto un delicioso sabor antiguo. A la altura de la Oberer Turm, una torre cuadrada de 1532, se levanta la iglesia parroquial, rematada por un campanario de finales del s. XVII.