Viaje por carretera en Algarve, entre Tavira y la Costa Vicentina
Viaje por carretera en Algarve, entre Tavira y la Costa Vicentina

©ruivalesousa/Getty Images Plus
Descubra el Algarve de una forma diferente, recorra las pintorescas carreteras que unen Tavira, joya histórica de la región, con la Costa Vicentina, ¡un escenario salvaje acompañado por el Atlántico! Entre patrimonio, naturaleza preservada y paisajes espectaculares, este viaje por carretera le garantiza momentos inolvidables en el sur de Portugal.
Tavira y el valle del Guadiana, entre patrimonio y naturaleza
La mejor manera de iniciar un viaje por carretera en el Algarve es explorar Tavira, una entrañable ciudad situada a ambos lados del río Gilão, en la costa sur de Portugal. Con una historia milenaria, la ciudad de las 37 iglesias presume de un patrimonio de gran variedad. Al pasear por sus calles en pendiente, encontrará casas blancas con elegantes tejados inclinados, un puente «romano» que en realidad data del siglo XII, un casco antiguo con reminiscencias medievales, magníficas iglesias de estilo gótico manuelino y capillas del barroco juanino. No podemos olvidar el castillo construido en el siglo X que, desde sus murallas almenadas en lo alto de la colina, ofrece una magnífica vista panorámica de la ciudad y sus alrededores, hasta el océano Atlántico.
Alojarse en el centro histórico de Tavira es ideal para explorar los alrededores y la costa. Entre garriga y salinas, el litoral tavirense forma un paisaje natural impresionante, bordeado de diques e islotes que dan cobijo a una miríada de aves migratorias, zancudos, peces y otras criaturas marinas. Entre sus tesoros naturales, no se pierda la playa de Barril (Praia do Barril), una playa impresionante que reconocerá por su sorprendente cementerio de anclas y las salinas de Castro Marim, en el valle del Guadiana.
En el centro de Castro Marim, haga una parada en Terras de Sal, una cooperativa local que utiliza la sal del Algarve en todas sus formas, ¡incluso líquida!
De Ria Formosa a Faro, corazón natural y cultural del Algarve
Continúe su itinerario por el parque natural de la Ria Formosa, un laberinto de lagunas, islotes y salinas que se extiende a lo largo de 60 kilómetros de costa, entre las playas de Garrão y Manta Rota. Para explorar esta reserva natural protegida, alquile un kayak o disfrute de una excursión en catamarán. En los canales y ensenadas, con los prismáticos al cuello, busque un vuelo de cigüeñas o flamencos e intente avistar una gallina sultana, emblema del parque. Es una experiencia para vivir a primera hora de la mañana, cuando la fauna del parque despierta bajo la bruma, frente al sol naciente, o al atardecer, por su luz incomparable.
Seguidamente, tome rumbo al oeste, dirección Faro, la vibrante capital del Algarve. Pasee unas horas por el casco antiguo, dentro de las murallas medievales. En sus calles antiguas, mire hacia abajo para ver las calçadas, los tradicionales adoquines de mosaico blanco y negro, o hacia arriba para admirar las fachadas, decoradas con formas geométricas y coloridas. A las afueras de Faro, a media hora en coche llegará a Almancil, que acoge una de las principales obras maestras del Algarve: la iglesia São Lourenço, un edificio barroco cuyo interior está totalmente revestido de azulejos azules y blancos.

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De Albufeira a Lagos, Portugal desde alta mar
De camino hacia el Oeste, haga una parada en Albufeira, la estación balnearia más popular de Portugal. Sus playas doradas de aguas turquesas, su vida nocturna y sus numerosos restaurantes donde degustar marisco la convierten en una parada imprescindible en unas vacaciones en el Algarve. Continúe hacia Portimão, donde descubrirá la playa de la Roca (Praia da Rocha), una de las playas más famosas del Algarve. Aquí, las condiciones son ideales para practicar surf, kitesurf y otros deportes acuáticos. Entre Portimão y Albufeira hay otros parajes naturales que merecen una visita. Entre ellos, la playa Praia da Marinha, considerada como una de las playas más bonitas del mundo, y la cueva de Algar Seco, cuyas impresionantes cavidades abiertas al cielo le maravillarán.
Antes de dirigirse al oeste, haga una parada en Lagos para pasear por las murallas de su casco antiguo y visitar el antiguo mercado de esclavos, uno de los primeros de Europa. Por último, no se pierda el maravilloso paraje marino de la punta de la Piedad (Ponta da Piedade), conjunto monumental de acantilados resplandecientes, con diferentes cuevas diseminadas que se adentran en el océano.
Para visitar las cuevas de Ponta da Piedade en barco o en kayak, pregunte en los quioscos situados bajo el fuerte, cerca de la puerta de São Gonçalo, en Lagos.
De la punta de Sagres a los parajes salvajes de la Costa Vicentina, el Algarve del fin del mundo
Para la última etapa de este viaje, ¡ha llegado el momento de salir a la aventura de verdad! En el extremo occidental del Algarve, le esperan vertiginosos acantilados escarpados, a veces de 75 metros de altura e permanentemente azotados por las olas. Ocupada por una fortaleza del siglo XVI que domina el océano, la punta de Sagres ofrece numerosas posibilidades de excursiones, a pie o en BTT, y preciosos paseos para observar aves… ¡Siempre que lleve un buen cortavientos!
Finalmente llega el momento de descubrir el «fin del mundo». Desde Sagres, siga la N268 hasta el cabo de San Vicente (Cabo de São Vicente), el extremo suroeste de Europa, que ofrece unas vistas impresionantes de los acantilados y el océano. Calcule medio día para explorar este finisterre europeo, considerado como un lugar sagrado desde la época romana, antes de retomar el camino hacia la Costa Vicentina, la región más salvaje y bien conservada del Algarve.
Para explorar este territorio entre tierra, cielo y mar, tome el «sendero de los Pescadores», un conjunto de caminos que se extienden a lo largo de 226 km de costa, entre Lagos y Sines. La ruta está dividida en 13 etapas, que se pueden completar por separado, y sigue los caminos que tomaban los pescadores locales para llegar a sus caladeros. Entre las distintas etapas, le recomendamos la que une Almograve y Zambujeira do Mar, apta para la mayoría de excursionistas: altos acantilados laminados, puertos de pesca tradicionales, dunas rojizas y largos pinares jalonan este tramo de 21 km al borde del océano. ¡La forma perfecta de acabar su viaje por carretera por el Algarve!
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