Los castillos más bellos del país Cátaro

©Lumir Pecold/iStock
Encaramados en la roca, en la cima de una montaña o escondidos al fondo de un valle, los castillos cátaros forman una impresionante ruta por las Corbières, Ariège y las estribaciones de los Pirineos. Partimos a explorar, uno a uno, todos esos bastiones de piedra entre Carcasona y Montségur, testigos mudos de una agitada época histórica.
En el sur de Francia, las ruinas de los castillos cátaros atraen a miles de apasionados por la historia. Tras esta denominación genérica, que se usa por comodidad, hay una serie de fortalezas medievales vinculadas a la cruzada del siglo XVIII contra los cátaros, un movimiento cristiano al que la Iglesia acusó de herejía. Con el apoyo del rey de Francia, el clero pretendía recuperar el control de este territorio situado entre el piedemonte pirenaico y el Mediterráneo. Los señores de la zona, partisanos de la disidencia, fueron derrocados y sus antiguas plazas fuertes fueron conquistadas, restauradas o reconstruidas. Es así como surgen las «ciudadelas de vértigo», suspendidas entre el cielo y la garriga. Hoy vamos a recorrerlas siguiendo una fascinante ruta que nos llevará desde Corbières hasta la cima fortificada de Montségur.
El castillo condal de Carcasona: una joya medieval a orillas del Aude
Nuestra aventura empieza, como es natural, en Carcasona, la ciudadela medieval más grande de Europa. La ciudad surge ante nuestros ojos, imponente y majestuosa, como un decorado de película, a orillas del Aude. Tras pasar por la puerta Narbonesa, nos adentramos en un laberinto de callejuelas empedradas llenas de tiendas que nos conducen hasta el castillo condal.
Construido en el siglo XII, encarna la historia de la cruzada contra los albigenses. Desde el camino de ronda se puede contemplar la extensa llanura del Aude y el perfil de la montaña negra.

©javarman3/iStock
Salimos de Carcasona siguiendo el Aude por la D118 y después por la D117 hasta Puilaurens. Después, pasaremos, en este orden, por: Puilaurens, Quéribus, Peyrepertuse, Aguilar y Termes. Estas «ciudadelas de vértigo», así denominadas por su espectacular ubicación, forman lo que se conoce como los «Cinco hijos de Carcasona», formidables bastiones en la cima de los montes de Corbières.
El castillo de Puilaurens: el centinela de piedra que vigila el valle del río Boulzane
En Lapradelle, al final de un camino que atraviesa un bosque de pinos, a 697 metros de altitud, se perfilan las almenas de la fortaleza de Puilaurens. Pasamos por una puerta de arco apuntado y recorremos la muralla hasta el torreón sur.
Allí, podemos descubrir la capilla y la cisterna, invadidas por la vegetación. Más abajo, el valle del río Boulzane discurre hacia el Aude, entre colinas pobladas de verdes robles.

©Lumir Pecold/iStock
El castillo de Quéribus: el imponente nido de águila que domina la llanura del Rosellón
Las vistas que se divisan desde este castillo, que fue el último reducto cátaro en caer, en 1255, son espectaculares: al este, el Mediterráneo, al sur el pic du Canigou y al norte, el macizo de Corbières.
El Molino d’Omer domina el pueblo de Cucugnan. En 2006 retomó la actividad y desde entonces produce harinas y trigos antiguos. En la tienda podemos comprar pan de levadura madre, galletas y pastas artesanas, todo elaborado allí mismo.

©Sissoupitch/iStock
El castillo de Peyrepertuse: la fortaleza más emblemática del macizo de Corbières
Saliendo desde Duilhac, vamos serpenteando a través del monte bajo hasta llegar a la cresta donde nos aguarda el castillo de Peyrepertuse: se extiende a lo largo de 300 metros, y cuenta con dos recintos amurallados a dos alturas y varias atalayas desde las que vigilar los alrededores.
Entramos por la muralla inferior, construida en el siglo XII, y ascendemos por una escalera excavada en la roca hasta la muralla superior, construida durante el reinado de Luis IX. Si el día está despejado, desde el torreón de San Jordi se divisa el macizo de Corbières que se entiende hasta el mar.

Les ruines du château de Peyrepertuse dans l'Aude (Occitanie, France) - ©Wysiati/iStock
El castillo de Aguilar: el vigía cátaro de las colinas vitícolas de Fitou
No lejos de Tuchan, hay un camino en plena garriga que lleva hasta el castillo de Aguilar, situado en lo alto de una colina cubierta de viñas. Allí nos espera un doble recinto de piedra rubia, con torres hexagonales de influencia aragonesa.
Construido en el siglo XII y asediado por las tropas francesas en 1210, desde él se vigilaban los caminos del Rosellón. Antes de irnos, disfrutamos de la vista de las vides que cubren las laderas hasta Fitou.
Merece la pena hacer un alto en el camino para visitar la bodega Domaine Sarrat d’en Sol para paladear, con moderación, el vino de la zona, el Fitou, y pasear a nuestro aire entre las viñas.

©aluxum/Getty Images Plus
El castillo de Termes: plaza fuerte en el desfiladero del Sou
Encaramado en lo alto de un meandro del Sou, el castillo de Termes aparece poco a poco ante nuestro ojos, en varias alturas. Aquí resistió cuatro meses Raymond de Termes los ataques de Simon de Montfort antes de rendirse, en el siglo XIII.
En la actualidad, podemos explorar los vestigios que quedan en pie (el hogar, la capilla y las cortinas de la muralla) antes de bajar hacia el desfiladero de Termenet, donde una sendero serpentea entre losas de esquisto y pinos dispersos.
El castillo de Montségur: una imponente muralla en el pog de Ariège
El castillo de Montségur se alza a 1216 metros de altitud sobre un espolón rocoso. Se llega a él por un empinado camino y se entra por la puerta sur. El edificio actual, reconstruido a partir del año 1245, reposa sobre las ruinas de la fortaleza asediada.
En torno al patio se adivinan lo que hace siglos fueron las estancias del castillo. Al norte, una brecha lleva hasta la sala baja y a la antigua cisterna, cubierta de musgo. Más abajo, a nuestros pies, se extiende el valle del Lasset, tranquilo y protegido.
Hay varios circuitos señalizados que empiezan en el pueblo y que permiten apreciar los relieves de la zona: la excursión al Roc de la Mousse se hace en unas dos horas y la vuelta completa alrededor del pog, en tres.

©Sissoupitch/Getty Images Plus
Los 4 castillos de Lastours: los centinelas gemelos de la montaña negra
Al norte de Carcasona partimos a conocer los cuatro castillos de Lastours, sobre un contrafuerte de roca calcárea entre los valles de los ríos Orbiel y Grésillou. Un camino que parte desde el centro de información, instalado en la antigua fábrica Rabier, lleva hasta las ruinas.
Una vez allí, se pasa de un promontorio a otro: Cabaret, Surdespine, Quertinheux y la tour Régine. En verano más vale madrugar ya que la ascensión se hace por un camino sin sombra. Pero una vez en lo más alto, el esfuerzo se ve recompensado por el espléndido panorama de la montaña Negra.

©Peter Heitmann/iStock
Se ha presentado una candidatura colectiva para que estos castillos sean declarados a patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El objetivo es que se reconozca su papel en la cruzada contra los albigenses y su armonía con el paisaje natural. En el verano de 2026 sabremos el resultado.
¿Ganas de evasión?
Recibe sugerencias de circuitos originales y descubre los lugares que no te deberías perder cerca de tu casa o en tus próximos viajes.