6 escapadas imprescindibles en los alrededores de París

Un territorio verde, pueblos pintorescos y un mosaico de paisajes variados… A 70 km de París, en el sur de la región de Isla de Francia (Île-de-France), el antiguo condado del Gatinés (Gâtinais) esconde numerosos tesoros. A través de las carreteras de este paisaje ondulado, deténgase en el Domaine de Courances, un inmenso castillo del siglo XVII ubicado en un maravilloso jardín diseñado sotobosque, estanques, puentes de piedra y canales.

A continuación, deténgase en Milly-la-Forêt para un paseo sensorial en el Conservatorio Nacional de Plantas de Perfumería (Conservatoire National des Plantes à Parfum), antes de dirigirse al macizo de Trois-Pignons, al límite con el bosque de Fontainebleau. Le espera una caminata salpicada de rocas de formas extrañas, pinos centenarios y cuevas hasta llegar a la gran atracción del lugar: el amplio arenal de Cul-du-Chien. Un lugar insólito.

A solo una hora en coche al norte de París, el valle de Nonette es perfecto para un fin de semana de desconexión, combinando naturaleza y patrimonio. Sumérjase en la historia de Francia descubriendo el castillo, repleto de historias y tesoros. El imponente palacio renacentista satisfará todas las curiosidades con los opulentos apartamentos del duque de Aumale, las impresionantes caballerizas, el parque diseñado por Le Nôtre o el bosque de caza que lo rodea.

En el Gran Castillo, no se pierda la impresionante colección de pintura del Museo Condé, que reúne obra de los grandes maestros: Delacroix, Botticelli, Poussin… Y, sobre todo, Rafael y su obra maestra, Las Tres Gracias. Por último, para acabar como se merece esta deliciosa escapada, diríjase a la rue du Connétable, la calle gastronómica de Chantilly que le conquistará con sus sabrosas propuestas.

El destino perfecto para una escapada romántica a pocos kilómetros de París. En el pueblo de Chevreuse, recorra la Promenade des Petits-Ponts, un bucólico paseo a orillas del río Yvette, entre antiguas curtidurías y puentes en flor. En los alrededores pasee a los pies del castillo que domina el pueblo. Si le gusta la equitación, recorra a caballo los densos bosques del Parque Natural del Alto Valle de Chevreuse (Parc naturel régional de la Haute Vallée de Chevreuse).

Un fin de semana en Chevreuse es también la ocasión de descubrir la onírica casa-taller del pintor franco-japonés Foujita en Villiers-le-Bâcle y, a última hora de la tarde, dar un largo paseo en coche de caballos por el Domaine de Dampierre. Aquí, la vida transcurre sin prisa…

Nada como una escapada de fin de semana a Thoiry, en Yvelines, para divertirse en familia. Tirolina sobre los leones, parque infantil aéreo, minigranja, laberinto interactivo… ¡Todo está pensado para los aventureros de casa! Lo más original del parque es la Reserva, un zoo safari atravesado por una pista de 8 km, a lo largo de la cual podrá descubrir, sin bajarse del coche, animales en libertad procedentes de África (jirafas, cebras, antílopes), América (bisontes y osos) y Europa (gamos, caballos de Przewalski).

Y si va en familia, no se pierda el castillo de Thoiry, que propone visitas guiadas con disfraces que divertirán a los más pequeños o el Arche des petites bêtes, un recinto dedicado a los pequeños animales que habitan el planeta. Otra atracción es el túnel de los leones, totalmente de vidrio, para un encuentro único con los animales salvajes.

Giverny, en el pasado un minúsculo pueblo agrícola del Vexin francés, actualmente es uno de los destinos más populares de Normandía, auténtica capital del impresionismo en Francia desde que el pintor Claude Monet lo eligiera como su lugar de residencia a finales del siglo XIX. A orillas del río Epte, déjese deslumbrar por la casa rosa de póstigos verdes donde vivió el padre de los impresionistas, por el jardín de inspiración japonesa que tantas veces representó en sus cuadros y por el fascinante Museo de Impresionismos de Giverny, situado justo al final de la calle.

Los alrededores no tienen nada que envidiar: desde las laderas a orillas del Sena en Val Étourdi a las casas de viticultores en Vétheuil, desde el antiguo molino de Vernon al castillo de La Roche-Guyon, castillo de La Roche-Guyon, los paisajes que sirvieron de musas a los impresionistas forman un cuadro encantador.