Maarten van Rossum, comandante sanguinario del ejército de Carlos de Güeldres, mandó construir en 1543 este castillo de estilo renacentista rodeado de agua. Tras su muerte, el castillo pasó a ser propiedad de la familia Van Isendoorn, que lo amplió y lo embelleció durante los siglos XVII y XVIII. El interior, que ha recobrado el aspecto que tenía en el s. XVIII, es un buen ejemplo de residencia nobiliaria habitada durante siglos por la misma familia.