Consagrada en 1175, esta basílica románica tiene la elegancia propia del arte veneciano. El ábside y la fachada lateral son las parte más hermosas. Las hileras de arcos ciegos y la sucesión de delgadas columnillas evocan la influencia de los artistas lombardos y toscanos. En el interior se conservan restos de frescos románicos de inspiración bizantina (s. XII) tanto en el sector norte como en las capillas laterales del presbiterio. El altar mayor barroco de mármol blanco (1701) está presidido por las estatuas de los cuatro santos protectores de Zadar: Crisógono, Simeón, Anastasia y Zoilo.