Mientras que el centro de la extensa plaza Schwarzenberg está presidido por la estatua ecuestre del príncipe homónimo, vencedor de Napoleón en Leipzig en 1813 (casualmente la embajada de Francia está casi enfrente), el otro memorial, el monumento a los soldados soviéticos, conmemora la liberación de Viena en 1945 por parte del Ejército Rojo. Por detrás de él se levanta el bonito palacio Schwarzenberg, edificado por los más grandes maestros del barroco y prolongado por un magnífico jardín.