En el corazón de Viena, zona que se extiende entre la catedral y el canal del Danubio, aún quedan casas, palacios y callecitas que nos transportan a los tiempos de la capital imperial. Siempre es un placer pasear sin rumbo al acecho de esa puerta que se abre dejando entrever un tranquilo patio o un bonito zaguán. Lejos de ser un museo, el barrio palpita gracias a sus cafés y tiendas, animados por una población feliz de vivir en el centro de Viena.