Cruzado por numerosos puentes, este canal que atraviesa la ciudad de lado a lado fue abierto para unir el Rin con el Vecht. Se trata de uno de los puntos más animados de la ciudad, tanto en sus muelles superiores como en los inferiores. Entre los bellos edificios que lo bordean destacan el Drakenburch (en la curva del canal), el Stadskasteel Oudaen (no 99, s. XIV) y el Winkel van Sinkel (1839, al final del canal), uno de los grandes almacenes más viejos del país hoy transformado en café-restaurante.