Enclavada en un espléndido marco a orillas de un lago, Canicunca es una pequeña capilla de forma rectangular del s. XVII. El cerco que enmarca el pórtico está formado por piedras incas. El edificio fue construido sobre una huaca (lugar de culto) inca, cuyos restos se reutilizaron. Los sobrios muros exteriores, encalados en blanco, contrastan con la profusión artística del interior, donde los frescos barrocos cubren las paredes hasta el techo, formando una decoración tan densa e inextricable que parece una alfombra.