Al contrario que los benedictinos, los cistercienses hacían voto de pobreza y silencio. La modesta iglesia de origen (1131) fue reemplazada a finales del s. XIII por un edificio bastante más suntuoso, buena parte del cual ha llegado hasta nuestros días. Admire la perspectiva abierta del conjunto de la iglesia, que mide 72 m de longitud. Un poco más allá, en el prado, pueden verse los vestigios de la sala capitular, de la enfermería, del claustro, de las cocinas, del refectorio, de la casa del abad y de la hospedería.