Este complejo de 7 onsen (balnearios y hoteles) aislados en plena naturaleza sobre las laderas del monte Nyuto garantiza una estancia en el Japón más auténtico. Sus aguas sulfurosas son conocidas desde hace siglos por sus virtudes terapéuticas y casi todos los balnearios disponen de baños mixtos. El más antiguo, el Tsuru-no-yu, recibe a parte de sus huéspedes en edificios de madera con tejados de paja del periodo Edo. El Kuroyu, el más alejado, se remonta a hace 330 años. Este caserío rústico construido a orillas de un arroyo tiene un encanto sin igual.