En esta bahía de Ribeirão da Ilha, cuyas tranquilas aguas contrastan con el fuerte oleaje de la costa oriental, que el navegante Sebastião Caboto echó el ancla a principios del s. XVI. Por aquel entonces estaba habitada por una comunidad de indios carijós. Los primeros colonos procedentes de las Azores se instalaron aquí a principios del s. XVIII, construyendo sus típicas casitas blancas con postigos azules y dedicándose a la pesca. Desde entonces, casi nada parece haber cambiado. La pesca sigue siendo la actividad principal de la isla (buenísimos restaurantes de marisco), pues el turismo apenas se ha desarrollado en la zona.