En ruinas pero sin embargo impresionante, la fachada es todo lo que queda de un palacio cuya construcción, nunca concluida, inició en 1570 John Erskine (1510-1572), primer conde de Mar. Gobernador hereditario del castillo y tutor del príncipe Jacobo, estimó conveniente la edificación de una residencia privada cercana. Las piedras se trajeron de la abadía de Cambuskenneth. Tallas ornamentales y blasones esculpidos adornan la fachada que da a la calle.