Las cascadas de Stanghe se precipitan desde una estrecha y sinuosa cañada, en ocasiones estriada de blanco y verde, modelada por el agua. Aquí y allá, las anfractuosidades se franquean gracias a pasarelas de madera ancladas en la piedra. El recorrido de la cañada y el bosque por detrás del pueblo es de lo más agradable. También es posible bajar bordeando las cascadas (deje el coche por encima, cerca de una cafetería y una ermita) y siga por el sendero n° 13, que atraviesa praderas ofreciendo bellas vistas de los pastos alpestres, en frente.