Acabada en 1775, la biblioteca benedictina de Saint-Mihiel ocupa la primera alta de toda un ala de la abadía. Un marco de lujo para los excepcionales fondos que los benedictinos reunieron entre el s. XI y la Revolución: 9.000 volúmenes entre los que destacan el Misal de Toul, un incunable de 1502 (el primer libro que se imprimió en Lorena), un libro de música miniado de 1463 y parte de la biblioteca del cardenal de Retz.