La opinión de la Guía Michelin
El palacio está situado en un paraje aislado con vistas al fiordo. El edificio del s. XVI fue muy retocado en el s. XVIII y es una perfecta muestra del barroco danés. Tras una esmerada restauración, el interior ha recobrado su esplendor dieciochesco gracias a las placas de mármol, los techos de estuco, los espejos inmensos y los cuadros de Henrik Krock, el pintor oficial de la época. De la época renacentista sólo se conservan la bóveda de la bodega y las cocinas. Bajo la puerta monumental puede verse una mazmorra y en el patio un pozo medieval.