Empezado a construir en el s. I d.C., el anfiteatro se benefició como el teatro griego de la orografía del terreno, al menos en lo que respecta a uno de los hemiciclos, cavado directamente en la roca. En el centro, la cavidad rectangular unida a la entrada por un foso tenía por objeto almacenar el material. Por su parte, el agua utilizada para las naumaquias y para limpiar la arena al final de los sangrientos combates se almacenaba en una alberca a la derecha de la capilla prerrománica de San Nicolo dei Cordari.