La opinión de la Guía Michelin
Esta minúscula cala bañada por un mar cristalino, posee un puertecito flanqueado por dos grandes islotes rocosos apostados a la manera de sendos centinelas silenciosos. En este marco se encuentra la antigua almadraba -la Tonnara-, cuyas viejas anclas cubiertas de redes nos recuerdan la vocación de antaño: el lugar ha permanecido inmutable a lo largo de casi 200 años. Aquí reina (excepto en temporada alta) el silencio, roto únicamente por el murmullo de las olas en las rocas. Un trocito de paraíso...