La opinión de la Guía Michelin
Consagrada en 1217 por el papa Honorio III, esta abadía cisterciense se levanta en un lugar solitario, como lo manda la regla de austeridad preconizada por San Bernardo. Constituye un hermoso ejemplo del gótico primitivo italiano en el que sobresalen la portada, con tímpano profusamente decorado, la nave con tres tramos separados por imponentes pilares, el claustro de columnas geminadas y la espléndida sala capitular.