La iglesia de São Francisco de Assis alza su imponente silueta de muros encalados al fondo de una avenida con palmeras imperiales. La obra más destacada del barroco en Minas Gerais fue proyectada por el Aleijadinho en 1774, aunque los planos fueron modificados. A él le debemos también la espléndida fachada esculpida y el retablo de madera que alberga bellas imágenes. La nave, con un suelo de parqué bicolor, sorprende por su altura. Las capillas laterales, terminadas en una época en que el oro empezaba a escasear en la región, no fueron recubiertas con el precioso metal.