Las pendientes de la pirámide de la Luna, a cuyos pies se extiende la plaza homónima, siguen un ritmo arquitectónico más sofisticado que las de la pirámide del Sol. Las apasionantes excavaciones realizadas en estos últimos diez años están poniendo en entredicho todo aquello que se creía saber sobre la civilización de Teotihuacán: las excavaciones han sacado a la luz varias cámaras funerarias repletas de ofrendas, entre ellas cuerpos de niños sacrificados. La vista desde la cúspide de la pirámide abarca todo el recinto.