Enmarcado por un cementerio antiguo y una basílica ricamente labrada (s. XX), el edificio más antiguo de San Francisco es un elocuente testimonio del legado español y el depositario del pasado europeo de la ciudad. La sexta misión de Alta California, fundada en 1776, se encontraba originariamente dos calles más al este y toma su nombre centenario del vecino lago de Nuestra Señora de los Dolores (Our Lady of Sorrows en inglés). Su robusta capilla, acabada de construir en 1791, resistió a los grandes temblores de tierra de 1868, 1906 y 1989 así como al abandono y la desidia. Los muros de adobe de 1,20 m de grosor están recubiertos de estucos a los que las ventanas de color ámbar le confieren gran luminosidad. El retablo, profusamente tallado, y los altares laterales fueron importados de Méjico en 1780, mientras que las campanas de bronce de los nichos de la parte alta de la fachada fueron donadas en 1792, 1795 y 1797. Sus altos techos artesonados están pintados con bonitos motivos de vivos colores que recuerdan los cestos de los indios ohlone. Al norte de la capilla, un estrecho pasillo está adornado por un espléndido diorama que muestra la misión tal como era en 1799. Un pequeño museo reúne fragmentos de objetos hallados durante las obras de restauración así como fes de bautismo y vestiduras sacerdotales de época colonial. Más al sur, en un tranquilo y verde cementerio plantado de especies variadas, reposan los restos de muchos de los primeros gobernantes de San Francisco.