El convento de los Carmelitas (s. XVII) organizado en torno a dos claustros, está ocupado parcialmente por un hotel de lujo. Sirvió de refugio a las fuerzas holandesas cuando la ciudad fue invadida en 1624, así como a las tropas portuguesas durante las guerras de independencia de Bahía. Se puede visitar la iglesia, remodelada con estilo neoclásico, y la lujosa sacristía cubierta de talhas barrocas. Cuenta con magníficas pinturas barrocas y un imponente mobiliario de madera de jacarandá.