El bonito pueblo de Saint-Chély se sitúa en la margen izquierda del Tarn, en la entrada de un gigantesco "fin de mundo" formado, a los pies del causse Méjean, por las magníficas escarpas del circo de Saint-Chély. Tras cruzar el Tarn podremos ir a ver la iglesia románica con un bonito campanario cuadrado, el horno de pan de la plaza, las venerables casas y los bonitos huertos. Dos resurgencias caen en cascada en el Tarn. Una de ellas sale de la gruta de Cénaret, en cuya entrada se ha construido una ermita (s. XII).