La opinión de la Guía Michelin
Esta basílica consagrada en el año 547 por el arzobispo Maximiano es una obra maestra de la arquitectura que refleja el lujo y la luminosidad característicos de la última época del arte antiguo. La riqueza de la decoración interior es asombrosa: mármoles, capiteles bizantinos magníficamente labrados, sublimes frescos y mosaicos del ábside en los que Teodora y Justiniano presentan el hieratismo propio del arte bizantino. Maravilloso conjunto que no puede pasarse por alto.