Plantada de grandes árboles y sembrada de bancos, esta enorme plaza encantará a todos aquellos que sólo conocían el Zócalo de Ciudad de México. En el centro podemos ver una bonita fuente de piedra (s. XVIII) sobre la que se yergue el arcángel san Miguel, patrón de la ciudad. Tres de sus lados están delimitados por la regular ondulación de sus portales, destacando en particular los del neoclásico Palacio Municipal, que data de principios del s. XX.