Esta pequeña isla volcánica cuyos cráteres han sido limados por la erosión sigue siendo la más salvaje de todo el golfo de Nápoles. El puerto es muy representativo de la isla, insensible al paso del tiempo: casas de tonos ocres, ropa tendida en las ventadas, pescadores remendando sus redes... Haga un alto en la ciudadela medieval de Terra Murata y, más al sur, en el mirador de Punta Pizzaco, que nos brinda unas espectaculares vistas de los bordes de un antiguo cráter. Prosiga hasta el puerto deportivo de Chiaiolella, justo enfrente del islote de Vivara.