Dedicado a Paul-Émile Victor, explorador de las regiones polares y oriundo del Jura, este espacio de 5.000 m² ayuda a entender mejor las latitudes polares gracias a un recorrido lúdico e interactivo que transporta al visitante a plena banquisa. El edificio en sí evoca una base de expedición. Completan la visita una pista de patinaje, un jardín polar y un restaurante.