La opinión de la Guía Michelin
Este molino se hizo famoso por una anécdota. Su tic-tac molestaba al rey, que intentó convencer al molinero de dejar el trabajo o irse del lugar. Aunque lo intentó por todos los medios, amenazas y ofrecimiento de dinero incluidos, todo fue para nada. Federico II acabó llevándolo ante los tribunales, que fallaron en favor del molinero con el argumento de que "ante los tribunales deben hablar las leyes y callar el rey".