Desde las ruinas de Pisac a la Fortaleza de Ollantaytambo, pasando por Maras y sus salinas o por Moray y sus increíbles terrazas, el Valle Sagrado de los Incas atestigua el poderío del Imperio Inca en el s. XV. La amplitud de los cultivos, las técnicas de regadío muy sofisticadas y las edificaciones, a cual más impresionante, que se suceden a lo largo del río Urubamba, dan fe del genio de esta civilización. Recorriendo el valle, encajonado entre montañas, es imposible resistirse a su magia.