"Dios creó la Tierra y el hombre el Duero" dicen por estos lares. Hay que haber visto las riberas del Duero talladas en altas gradas donde toman apoyo varias hileras de viñas para comprender el inmenso trabajo realizado por el hombre desde hace más de 20 siglos. El espectáculo es especialmente fascinante de mediados de septiembre a mediados de octubre, cuando estas gradas se ven asaltadas por miles de vendimiadores. Unas 40.000 hectáreas de viñas que más tarde producirán el codiciado vino de oporto.