Un curioso pórtico descentrado da la bienvenida a la pagoda Hang ("pagoda de la Bodega"), un hermoso y esbelto edificio blanco rodeado de cocoteros y mangos seculares a cuya sombra, en celdas sobre pilotes, se hospedan los novicios. El santuario quedó totalmente destruido por los bombardeos americanos en 1968, sobreviviendo únicamente la estatua de Buda. Estos hechos trágicos, recordados por unas fotos, parecen hoy remotos, vista la suave quietud en la que baña el monasterio.