La torre, que constituye el punto más alto de Portugal (1.993 m) se yergue sobre un paisaje desolado casi sin vegetación. Desde el centro, marcado con una cruz sobre un pedestal, se goza de una inmensa panorámica de las agrestes y recortadas sierras de la Estrella y de Lousã. El camino serpentea por la cresta rocosa entre peñascos, musgos y lagos. Cabe destacar el lago Comprida, que con sus aguas de azul profundo es el más grande de la sierra. Mientras se baja hasta el valle del Mondego podrá disfrutar de unas vistas espléndidas.