Construida durante los ss. XIV y XV, la basílica mezcla los estilos gótico y renacentista. La fachada, reconstruida a finales del s. XVII, está decorada con un inmenso rosetón plateresco y una portada barroca cuyo tímpano fue realizado por Francisco Herrera. El interior presenta una sola nave que alberga en uno de sus absidiolos el yacente del erudito Ramon Llull. El claustro se comenzó a construir en 1286 y es de una rara elegancia: los arcos polilobulados reposan en haces de finas columnas.