Este magnífico santuario (ss. II-I a.C.), uno de los mejores exponentes de la arquitectura helenística en Italia, ocupaba originalmente una sucesión de terrazas. Del templo inferior, en el antiguo foro, subsisten una sala basilical, dos edificios laterales, una gruta natural y la sala del Ábside donde se descubrió el mosaico del Nilo. Los restos del templo superior, en la actual plaza Cortina, sustentan el palacio Barberini, sede del Museo Arqueológico.