Las sucesivas remodelaciones que desde el s. VI han ido modificando la basílica primitiva han dado como fruto el edificio actual, de estilo heterogéneo pero más bien majestuoso. La portada sur, del s. XV, es de estilo gótico catalán, mientras que la cabecera conserva su estilo árabe-normando primitivo (s. XII) y sus motivos geométricos con incrustaciones de lava. La cúpula neoclásica fue añadida en el s. XVIII coincidiendo con la refección completa del interior.