El duque de Sudermania -futuro Carlos IX- mandó construir en el s. XVI un suntuoso palacio renacentista que sería destruido por un incendio en 1665. Del edificio, que nunca fue restaurado, sólo queda el cuerpo de guardia renacentista, la torre del rey (Kungstornet) y las ruinas de un torreón con sus legendarias mazmorras (en una esquina del patio). La antigua residencia del gobernador (s. XVIII) se asoma al patio exterior.