Residencia de la familia Láscaris de Ventimiglia, este palacio barroco construido en 1665 destaca por su suntuosa fachada dotada con balcones abalaustrados sostenidos por ménsulas de mármol labrado y pilastras. En el interior, una magnífica escalera decorada con frescos conduce a la planta noble y a sus aposentos primorosamente decorados. En ellos pueden verse obras, piezas artísticas y mobiliario que nos restituyen el estilo de vida que podía llevar una familia aristocrática del condado antes de la Revolución. El palacio alberga también una magnífica colección de instrumentos musicales antiguos.