Llama la atención por sus obras de arte: una serie de vidrieras en las que están representados miembros de la familia Borbón y, sobre todo, el excepcional Tríptico del Maestro de Moulins (1498), emparentado con la escuela flamenca por sus posturas y con la escuela florentina por el dibujo de sus caras y frentes. La viveza de sus colores y la gracia de sus personajes lo convierten en una obra impregnada de frescura.