Estos interesantísimos y sorprendentes recintos parroquiales constituyen una manifestación característica del arte bretón. Sus elegantes puertas triunfales, sus osarios, la profusión de detalles y la espléndida decoración de las iglesias son un testimonio del fervor religioso y de la prosperidad económica de estos puertos regionales durante los ss. XV al XVII. Desde Saint-Thégonnec hasta Pleyber-Christ, pasando por Guimiliau, Lampaul-Guimiliau, La Roche-Maurice, Pencran, La Martyre, y Commana, descubra las raíces espirituales de Bretaña.