Esta catedral fue edificada hacia 1172 por Guillermo II, nieto de Roger II, con el fin de igualar a las grandes catedrales de Europa y rivalizar en belleza con la capilla Palatina de Palermo, para lo cual contó con la participación de los mejores artesanos y con medios colosales... De ahí el espectacular resultado. En su interior, la perfección de las proporciones permite apreciar en su justo valor los mosaicos bizantinos que cubren de oro y color la casi totalidad de los muros.