Esta iglesia empezada a construir a inicios del s. XVII luce una grandiosa fachada barroca pensada como un decorado teatral con sus dos torres y sus ángeles. El edificio, de planta central, está coronado por una cúpula de bellas proporciones y su interior, un despliegue de mármoles, frescos y dorados, alberga numerosas obras de pintores lombardos del s. XVIII. El púlpito y el altar mayor son particularmente impresionantes. La capilla de la Natividad por su parte custodia un magnífico lienzo de Procaccini y frescos de Moncalvo.