Esta iglesia la fundaron los Reyes Católicos en el s. XV, aunque fue totalmente reconstruida a finales del s. XVII. En su interior destacan dos elementos en particular: el fastuoso camarín, obra maestra del barroco más exuberante, presidido por una preciosa Virgen con el Niño de factura alemana (s. XV), y la cripta, el lúgubre panteón de los Condes de Buenavista, tapizado de esqueletos y calaveras.