La opinión de la Guía Michelin
Los grandes duques de Baden convirtieron esta isla de 45 hectáreas en un magnífico parque. Es un auténtico paraíso para los amantes de las plantas y las flores, no en vano se la conoce como la isla de las Flores. Los parterres de flores se renuevan tres veces al año y el arboreto posee espléndidos ejemplares (cedros del Líbano y del Himalaya, arces, hayas, higueras, etc.), algunos de ellos plantados a mediados del s. XIX.