Las instituciones europeas se instalaron en la llanura de Kirchberg -atravesada por una carretera nacional- atrayendo con ellas un amplio y ambicioso movimiento urbanístico. Todavía en plena mutación, el barrio ha visto surgir atrevidos edificios diseñados por los grandes nombres de la arquitectura mundial, entre ellos el Mudam y la imponente Filarmónica.